domingo, 20 de marzo de 2011

[Parénklesis] Precisiones

Recién se afirmó aquí la presentación de dos iniciativas de ley del Partido Revolucionario Institucional. Qué creen. Con la novedad de que lo afirmado requiere precisiones. En realidad la reforma hacendaria propuesta por el senador Manlio Fabio Beltrones no es del PRI, no la adoptó el CEN ese partido, tampoco los gobernadores priístas, ni el grueso de los diputados del PRI. Públicamente no se vio ostentosa defensa de la propuesta del correligionario. Si acaso se trata de una propuesta de Beltrones y el grupo parlamentario del PRI en el Senado. Para rematar, el PAN y el PRD en San Lázaro mandaron a Comisiones la iniciativa.


Pero tampoco la reforma laboral resultó cien por ciento de factura PRI. Se trata de una versión blanquiazul con ligera corrección de estilo. Al menos los diputados del PAN y Javier Lozano no la descalificaron.

Es el signo de los tiempos mexicanos, donde cada quien se las va arreglar como pueda, pues instituciones y partidos están en el límite.

Como en el límite está la disputa entre las empresas que se pelean el mercado de las telecomunicaciones, sin que hasta el momento la autoridad responsable se haya decidido a actuar de manera abierta, aunque por debajo de la cuerda apoye a una de las partes en conflicto. Se ha preguntado el lector porqué de un tiempo a esta parte las licitaciones de las dependencias en materia de servicios de telecomunicación no las gana Telmex, aunque ofrezca un mejor precio y con servicio profesional garantizado.
En el límite se encuentra la sucesión dentro del Partido de la Revolución Democrática para sustituir a Jesús Ortega, partido que anticipadamente ya padece la escisión del lopezobradorismo bajo el Movimiento de Regeneración Nacional.

También está en el límite el acuerdo en el PAN para seleccionar a su candidato a la presidencia de la república. Gustavo Madero considera que son diez los prospectos utilizando el lenguaje caciquil de caballada. Felipe Calderón no está satisfecho con ese listado y considera la eventualidad de una candidatura independiente.

Pero lo que verdaderamente está en el filo de la navaja es el enredo de la estrategia en contra del crimen organizado y su relación con la diplomacia de los Estados Unidos. Está clarísimo que Felipe Calderón comparte la visión de los vecinos del Norte, que no hay distancia ideológica mayor, al grado de que la asesoría y el apoyo material para sostener la estrategia no se ha escatimado. Resulta que tanta afinidad no es suficiente para evitar incomodidades. Los Estados Unidos velan por su seguridad nacional y han caído en la cuenta de que el gobierno de México nada más la riega. Como que el socio mexicano, léase Calderón, aporta más problemas que soluciones. Felipe Calderón es una versión de Anastasio Somoza ajustada al siglo XXI. No quiero decir que se dé una ruptura pública de la confianza hacia el presidente mexicano, pero los Estados Unidos son conscientes de que las capacidades operativas de Calderón son muy limitadas, tanto que prefiere omitir la ley a negociarla.

En fin, son precisiones y apuntes varios como para considerar la consigna del sálvese el que pueda.

Salud y larga vida.

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