Por Francisco Flores Aguirre y Francisco Flores Legarda
Sólo hay hombres libres en una sociedad normada por la justicia social, y que ésta sólo adquiere su pleno significado en la libertad defendida y argumentada por la razón y la inteligencia del hombre que le permite encontrar la verdad en un mar trenzado de mentiras, generar conocimiento, clave del crecimiento económico del siglo XXI; y en el marco de referencia de Don Benito Juárez, se debe reconocer que en la educación , en el saber, “…es la primera base de la prosperidad de un pueblo y a la vez el medio más seguro de hacer imposible los abusos de poder…”
Igualmente como lo afirma Juárez: “Es imposible moralmente hablando que la reacción triunfe”. Hoy diríamos la delincuencia: El estado de Chihuahua requiere para enfrentar los retos más vitales es continuar por el único camino del ser humano: LA LIBERTAD, misma que nos ha sido arrebatada por los narcotraficantes y autoridades corruptas.
¿De qué manera el hombre desprecia la vida y adora las cosas? Esta tesis es necesaria porque los sueños y las pesadillas están hechos de los mismos materiales, pero ésta pesadilla dice ser nuestro único sueño permitido: un modelo de desarrollo que desprecia la vida y adora las cosas.
En los últimos veinte años, mientras se triplicaba la humanidad se ha erosionado la tierra, se envenena el agua y el aire para que el dinero genere más dinero sin que caigan las tasas de ganancias. Eficiente es quien gana más en menos tiempo.
Se habla de modernización cuando se pasa del bosque al desierto y sólo es devastación.
El precario equilibrio del planeta que rueda al borde del abismo, depende de la perpetuación de la injusticia.
Es necesaria la miseria de muchos para que sea posible el derroche de pocos. Para que pocos sigan consumiendo de más muchos deben seguir consumiendo de menos.
Y para evitar que nadie se pase de la raya, se bendice la violencia del poder.
En nuestra época, bajo el signo de la confusión de los medios y de los fines, no se trabaja para vivir: se vive para trabajar.
Unos trabajan más cada vez porque necesitan más de lo que consumen; y otros trabajan cada vez más para seguir consumiendo más de lo que necesitan.
Ser es tener, dice el sistema. Y la trampa consiste en quien más tiene, más quiere, y en resumidas cuentas las personas terminan perteneciendo a las cosas y trabajando a sus órdenes.
Hace ya más de un cuarto de siglo que América Latina viene desmantelando los débiles retenes o puestos a la prepotencia de la segunda ola que es el dinero.
Los banqueros acreedores han bombardeado esas defensas con las certeras armas de la extorsión, dinamitándolas por dentro.
Así van cayendo, una tras otra las barreras de protección desde el estado.
Ahora se nos llama mercado libre.
¿Por qué será que los países ricos que lo predican, no lo practican?
¿No será que el libre mercado, un humilladero de los débiles y el más exitoso producto de exportación de los fuertes?
Sugerimos para éstos males una vacuna juarista: “México vive. Un pueblo no sucumbe al capricho del poderoso, si defiende la causa de la justicia, de la civilización y de la humanidad”.
¿Cuál es el costo social de un sistema que nos aturde de necesidades artificiales para que olvidemos nuestras necesidades reales?
¿Y no estaremos descubriendo un humanismo no en el sentido como se usó en Italia renacentista para designar el aprendizaje de la cultura clásica grecolatina, si no como el descubrimiento del hombre de una naturaleza en agonía?
El oeste vive la euforia del triunfo. Tras el derrumbamiento de los muros del Este, la coartada está servida, se agudiza el instinto del capital: En el Este estaba lo peor.
¿Era peor? Más bien, pensamos, habría que preguntarse si era esencialmente diferente en un mismo callejón sin salida.
Al Oeste: El sacrificio de la justicia en nombre de la libertad, en los altares de la diosa productividad.
Al este: El sacrificio de la libertad, en nombre de la justicia, en los altares de la diosa productividad.
Nosotros los mexicanos y toda Latinoamérica, podemos preguntarnos todavía a tiempo si esa diosa merece nuestras visas.
La sociedad mexicana experimenta virajes inéditos en su desarrollo histórico. Son estos tiempos nuevos que enfrentan desafíos y se otean oportunidades reales para perfilar el futuro de México, el México del siglo XXI.
La nueva reforma de nuestra revolución contenida en las tesis de la filosofía de la social democracia que podríamos sintetizar así:
Ni estado omnímodo que no permita y asfixie el desarrollo de la sociedad, y sea por tanto responsable de todo y por todo, despreciando así el enorme potencial y riqueza de la sociedad y los individuos.
Ni un estado indiferente e irresponsable y sin facultades para regular y equilibrar las desigualdades y los abusos que ocasiona el libre juego de las fuerzas del mercado.
Un estado tan mínimo es incapaz de promover la justicia y termina por cancelar el propio desarrollo económico de la sociedad. Por eso, nuestro liberalismo social debe contener dos elementos indisolublemente unidos. La búsqueda de más desarrollo económico con más calidad y participación de la sociedad para conducir todos los asuntos que a ella competen.
Así pues la estrategia de desarrollo del liberalismo social es el principio ideológico que se aplica mejor a nuestras circunstancias de cambio y transformación, a los momentos de riesgos pero también de esperanzas y oportunidades; ya que combina con precisión los ideales de desarrollo económico con equidad, con la justicia social, con la justicia política hacia todos los grupos sociales que es tradición constitucional del Estado Mexicano.
Este liberalismo social al que hemos hecho referencia, insiste en la combinación del indispensable crecimiento de la economía, de la producción y servicios de manera sustentable, es decir que evite el deterioro del medio ambiente y promueva el cuidado y explotación racional de los recursos naturales, junto con la promoción de la solidaridad social, la responsabilidad del estado frente a las desigualdades y la pobreza.
El liberalismo social, exige, en función de los tiempos actuales, la reforma de Estado, entendida como una mayor concentración de éste en el ejercicio de las atribuciones que le son esenciales y, en contrapartida mayores espacios de acción para la sociedad civil.
El estado se autolimita no para debilitarse sino para fortalecer sus funciones esenciales de carácter normativo y de fomento de la justicia social.
En otras palabras para retomar – en el sentido positivo de la dialéctica hegeliana –como “… la substancia ética consciente de sí la reunión del principio de la familia y de la sociedad civil”
Está demostrado que un estado cada vez más propietario no equivale a un estado cada vez más justo.
Y en palabras de Benemérito: “El pueblo, única fuente pura del poder y de la autoridad… por eso; Nada con la fuerza: todo con el derecho y la razón: se conseguirá la práctica de este principio con solo respetar el derecho ajeno”.
Por otro lado, la economía del mercado ciertamente es la más productiva, pero no conduce necesariamente a un reparto más equitativo del ingreso; por ello en la doctrina de liberalismo social, el estado debe intervenir para corregir tales desequilibrios e injusticias.
Parte del supuesto de que los valores políticos a preservar y a enriquecerse son: la democracia, las libertades, el pluralismo y la justicia social.
La democracia, entendida como una mayor participación de la sociedad civil en la actuación del gobierno.
Las libertades, como límites a la autoridad del estado determinada por la Constitución y las leyes.
La justicia social, como esfuerzo para lograr una sociedad más armónica y equilibrada, libre de contraste entre unos pocos que lo tienen todo y la mayoría que casi no posee nada.
Una justicia social que sólo adquiere su pleno significado en la libertad, defendida y argumentada por la razón y la inteligencia del hombre.
La tumba del Benemérito de las Américas en el Panteón de San Fernando en la Ciudad de México
“Juárez murió pobre porque el poder no se tradujo para él en bienes materiales.
No se puede ser grande y hacer a la vez un festín de la vida.” (Dejo de tarea de quién es la frase).
Total, una vida sin reflexión y una social democracia no merece vivirse..y desde luego….Salud y larga vida.
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